miércoles, 1 de enero de 2014

Ausencias

El hijo de mi hermana ha vuelto a California. Llorar y decirle adiós ha sido para ella una misma cosa. Las ausencias duelen, mucho si el que se aleja es un ser humano excepcional. Mi sobrino es una bendición de los dioses. Afortudada su futura esposa. Se casan en agosto. Les deseo lo mejor. América es su tierra prometida porque en Europa no hay trabajo para un ingeniero de puentes. Al menos no de momento. Allí le quieren. Pero aquí le queremos más. Que el nuevo año le brinde lo mejor, a pesar de ser a costa de la felicidad de mi amiga del alma: su madre. Será porque la quiero la causa de mis lágrimas.